lunes, 14 de septiembre de 2015

Bizcocho genovés

La receta que os traigo hoy es muy versátil. Ideal como base tanto para postres dulces como para platos salados.

Para que no tengáis duda en su elaboración, muy sencilla, he preparado un paso a paso que espero que os ilustre. Porque no tengo duda de que esta receta la vais a hacer, ¿¿no??

Yo por ahora siempre lo he hecho como base de un plato salado.La primera vez que lo preparé fue en las Navidades pasadas. Lo hice en Nochevieja y también para la comida de Reyes. Desde entonces lo he repetido en bastantes ocasiones. Y la última ha sido este sábado que celebré mi cumpleaños con mis amigos de la Uni...

No sé qué más deciros para convenceros... ¡Hala, al lío!


Ingredientes
4 huevos a temperatura ambiente
100 g harina
100 g azúcar
Pizca de sal




Elaboración

1. Para que no se nos olvide y luego nos retrase, empezamos encendiendo el horno a 180º con calor por arriba y por abajo.

2. Separamos las claras y las yemas de los 4 huevos.

3. Montamos las claras a punto de nieve con una pizca de sal durante unos minutos. Estarán cuando al levantar la varilla, el pico no se caiga. Reservamos en un bol.

4. En el vaso de la batidora blanqueamos las yemas con el azúcar. Para ello batiremos bien los ingredientes durante unos minutos.

5. Echamos las claras a punto de nieve que teníamos reservadas sobre la mezcla de las yemas con el azúcar en unas tres veces e incorporándolas con una espátula con movimientos envolventes.

6. Por último, añadimos la harina tamizada y la integramos igualmente con movimientos envolventes poco a poco.


7. Cubrimos la bandeja del horno con papel de hornear.

8. Extendemos la masa directamente sobre el papel, tratando de alisarla lo máximo posible.

9. La hornearemos unos 15 minutos a 180º.

10. Colocamos un paño de algodón ligeramente humedecido (basta con salpicarlo alegremente con agua) en la mesa.

11. Situamos el bizcocho horneado encima del paño dejando el papel en la parte de arriba (el bizcocho está en contacto con el paño).


12. Retiramos el papel con mucho cuidado.

13. Enrollamos el bizcocho junto con el paño longitudinalmente (para que salga un rollo largo y no muy retorcido). Se enrolla el bizcocho pegadito al paño para evitar que el bizcocho se enrolle sobre sí mismo y se pegue y luego no podamos desenrollarlo. Hay que hacerlo con mucho cuidado, sobre todo las primeras vueltas para no quebrar el bizcocho.

14. Ahora, lo dejaremos enfriar. Podemos meterlo en la nevera y reservarlo para rellenarlo el día siguiente y así organizarnos los tiempos.

15. Cuando ya lo vayamos a rellenar, lo sacaremos de la nevera, si lo hubiésemos enfriado ahí, y con mucho cuidado lo desenrollamos y separamos del paño.



Ya tenemos lista nuestra plancha de bizcocho genovés para darle el toque que queramos.

Como os he dicho, este bizcocho se conserva estupendamente en la nevera, así, enrollado en el trapito, un par de días. Por eso es una idea genial como plato para invitados porque nos permite dejar preparado el bizcocho el día anterior guardado en la nevera y solo tener que rellenarlo un rato antes de la comida o cena.

Os doy una sugerencia de relleno salado que es la que a mí me está funcionando a las mil maravillas como plato para invitados.

Sacad el bizcocho de la nevera. Dejad que se atempere porque si lo intentáis manejar tan frío seguro que se os rompe.

Desenrrolladlo con mucho cuidado. No intentéis dejarlo plano como una tabla porque se romperá. Extended una capa de mahonesa. Cubrid toda la plancha con salmón ahumado y poned encima huevas de caviar (de las de mentira J). Volved a enrollar y cubrid el rollo con más mahonesa. Ahora lo podéis decorar como más os guste. A mí me gusta mucho con huevo duro picadito.

¡Espero que me contéis vuestras hazañas! 

Mil besos para todos, muuuuaaaaaacccccc


domingo, 6 de septiembre de 2015

Vuelve septiembre y trae unas galletas de basket

Ya se han vuelto a terminar las vacaciones. Ocurre todos los años: nos pasamos casi un mes deseando que lleguen las vacaciones, ansiando que lleguen las vacaciones, anhelando que lleguen las vacaciones. Las vacaciones llegan. Y antes de que nos hayamos dado cuenta... ¡zas! Las vacaciones se han terminado.

¡Cómo es la vida, jajaja!

Y así nos vemos otra vez con septiembre encima y con todas las obligaciones cerniéndose sobre nosotros sin piedad. Y lo que es peor, con todo el puzzle de actividades, propias y ajenas, esperando a ser encajadas como en el Tetris...

Además, septiembre, al menos para mí, es el mes de los propósitos, de los buenos propósitos. Mucho más que el cambio de año. Es ahora cuando parece que tenemos la oportunidad de reorganizarnos la vida. Con suerte el trabajo nos sigue esperando impertérrito después de las vacaciones. Y también el colegio. Bendito colegio. Pero, ¿y todo aquello que podemos/tenemos que planificar para rellenar las tardes como si fueran pavos?

Septiembre es muy motivador. Muy de es el momento de empezar las mil y una colecciones absurdas con las que nos bombardean en la tele, muy de soy superman o superwoman y me voy a poner cuadrado o estupenda en el gimnasio, muy de ya está bien con no entender ni papa de idiomas y me voy a volver bilingüe o trilingüe por lo menos...

Lástima que muchos de los fantásticos propósitos en los que nos embarcamos en septiembre vayan zozobrando con las semanas y desaparezcan. Pero, bueno, qué porras, ¡que nos quiten lo bailao! ¿no os parece? 

Y yo, con más moral que el Alcoyano y toda mi energía intacta todavía, me he propuesto por enésima vez no dejar tan abandonado el blog que tantas alegrías me da cuando recibo comentarios o nuevos seguidores o me gusta. 

Así que voy a empezar desempolvando todas las fotos y recetas que he ido acumulando y que se han quedado tristemente almacenadas en el ordenador y voy a sacarlas a la luz. Cargada de ánimo, me propongo no desaparecer durante tanto tiempo. Seguir en el candelero (o "en el candelabro", como decía aquella) para que no os olvidéis de mí.

Remontándonos ni más ni menos que al mes de mayo, recupero para vosotros unas galletas de temática basket que me encargó mi amiga Carmen para la comunión de su hijo Pablo. Pablo es un forofo del baloncesto y tenía claro que no quería nada típico de comuniones. ¡Deseo concedido! Pelotas de basket con su nombre y la camiseta del equipo del cole en el que juega. 



Ni que decir tiene que la receta de las galletas es mi receta fetiche de galletas de mantequilla. 

Para las pelotas utilicé la receta de galletas de chocolate porque me pareció que el naranja iba genial con el marrón.


Y para las camisetas, utilicé la receta básica

En ambos casos las decoré con fondant.


Os deseo mucha energía positiva para este nuevo curso. Espero que seáis capaces de mantener vuestros propósitos más allá de fin de año J

Besos, besos y más besos (que por algo decía mi abuela que eran gratis), mil gracias por estar ahí y no olvidéis que podéis seguirme en Facebook J