martes, 16 de junio de 2015

Galletas de "ampelmann" (muñeco del semáforo de Berlín)

Este es el post del "hace mucho que...". Y es que..

Hace mucho que... quiero compartir con vosotros una fábula. Desde que la leí por casualidad, han sido muchas las veces en las que, por unas cosas o por otras,  me ha venido a la cabeza su moraleja y he podido comprobar que es bien cierta. Además de la aplicación que tiene en contextos tan  amplios y universales como el calentamiento global o la crisis económica, tiene gran reflejo en situaciones muy cotidianas del día a día de cualquiera de nosotros.

Puede que muchos de vosotros ya la conozcáis. Se trata de la fábula de La rana que no sabía que estaba hervida, de Olivier Clerc.

Aquí os dejo un resumen para que penséis un rato.


"Imaginad una cazuela llena de agua, en cuyo interior nada tranquilamente una rana. Se está calentando la cazuela a fuego lento. Al cabo de un rato el agua está tibia. A la rana, esto le parece bastante agradable, y sigue nadando.


La temperatura empieza a subir. Ahora el agua está caliente. Un poco más de lo que suele gustarle a la rana. Pero ella no se inquieta, y además el calor siempre le produce algo de fatiga y somnolencia.

Ahora el agua está caliente de verdad. A la rana empieza a parecerle desagradable. Lo malo es que se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar, a tratar de adaptarse y no hace nada más.

Así, la temperatura del agua sigue subiendo poco a poco, nunca de una manera acelerada, hasta el momento en que la rana acaba hervida y muere sin haber realizado el menor esfuerzo por salir de la cazuela".

¿Creéis que sufrís vosotros también el síndrome de la rana? ¿Estáis a tiempo de saltar de la cazuela?

¡Uf! Yo reconozco que en algunas situaciones, sí. Que asumo como normal cosas que no lo son o no debieran. Léase grado de estrés por intentar llegar a todo...jeje

Hace mucho que... compré en Berlín unos cortadores de galletas con la forma de los muñequitos de los semáforos de allí.

¿Os acordáis de que por mi cumple mi marido me regaló un viaje a Berlín y que nos fuimos en octubre?  Pues sí. Allí es una fiebre lo que tienen con los ampelmann. El mítico hombrecillo de los semáforos del Berlín oriental cumplía 50 años el año pasado y lo podías encontrar como motivo para todo lo que se te ocurra, hasta convertidos en cortadores de galletas :-) Seguro que así era antes del aniversario y que así seguirá siendo...




Hace mucho que... una amiga que tiene un blog delicioso me dedicó un post con una receta riquísima de unas galletas elaboradas con trigo sarraceno. Mi amiga Natalia ha desterrado de su vida la harina de trigo refinada y el azúcar. Le sientan mal. Y ha descubierto todo un mundo con alternativas mucho más saludables como el trigo sarraceno, la harina de espelta, la harina de centeno, la panela, el sirope de ágave... Un montón de ingredientes sanos que hoy día se pueden encontrar ya en todos los herbolarios y con los que se consiguen resultados fantásticos.

El blog de Natalia se llama El clan de los sin trigo y está a rebosar de recetas deliciosas sin harina de trigo y sin azúcar. Aunque no seáis celíacos, ni tengáis problema con estos dos productos, os recomiendo que os paséis y os llevéis alguna receta y algo más de conocimiento sobre el mundo de la harina.

Así que yo hoy os traigo una copia de su receta de las galletas de trigo sarraceno. Unas galletas bien crujientes gracias a las semillas de amapola que incorporar y que les dan un toque mágico.



Ingredientes

 225 g de trigo sarraceno.
 35 g de Maicena.
 1 cucharadita de levadura tipo Royal.
 1 pizca de sal.
 2 cucharadas de semillas de amapola.
 1 huevo.
 100 g de mantequilla al punto pomada.
 90 g de panela.
 1 cucharadita de extracto de vainilla.

Elaboración

Mezclar en un bol el trigo sarraceno tamizado con la Maicena, la levadura, la pizca de sal y las semillas de amapola. Reservar.

En otro bol, batir la mantequilla con la panela. Añadir el huevo. Batir. Echar el extracto de vainilla. Terminar de mezclar.

Incorporar la mezcla de sólidos (harinas, levadura, sal y semillas).

Mezclar hasta lograr una masa homogénea.

Colocar parte de la masa entre dos papeles de hornear. Pasar el rodillo ajustándonos a unos listones que nos ayuden a dar la misma altura a toda la masa (yo las he hecho de 4 mm para que quedaran más crujientitas). Repetir esta operación hasta tener toda la masa preparada.

Meter las láminas de masa en la nevera hasta que endurezca (una hora aprox. Depende de la prisa que tengas puedes sacarla antes).

Cuando queramos hornear las galletas, empezar por precalentar el horno a 180º con calor por arriba y abajo.

Sacar la masa y cortarla con el cortador que más os apetezca en ese momento :-)

Con los recortes de la masa,volver a amasar, enfriar y cortar. Así hasta terminar.

Colocar las galletas sobre la bandeja del horno forrada con papel de hornear.

Hornear a 180º unos 10 minutos aproximadamente o hasta que los bordes empiecen a dorarse.


Como sé que estos ingredientes son un poco especiales y que, lamentablemente, no están al alcance de todo el mundo, he probado a hacerlas también con harina de trigo y azúcar blanquilla, en las mismas proporciones y, si bien pierden su encanto original, salen también deliciosas. De hecho ¡no sabría decir qué versión ha ganado entre todos los que las han probado!



Un beso enorme a todos los que habéis llegado hasta aquí. Mil gracias por vuestras visitas y comentarios. ¡Me dan la vida!





jueves, 4 de junio de 2015

Galletas de comunión

¡Cómo pasa el tiempo! ¡Mi grande ya ha cumplido 10 años y ha hecho la comunión! ¡Madre mía!


Una de mis mejores amigas, que tiene tres chicos también pero un poco mayores que los míos, es la que me va marcando la ruta. 

Cuando su grande, que es dos años mayor que el mío, aprendió a leer, a mí me fascinó. Le recuerdo en la piscina de la urba leyendo todos los carteles que nos encontrábamos. Y yo pensaba, ¡qué mayor! ¡qué increíble! Y pasó el tiempo, y mi grande también aprendió a leer. Y yo no daba crédito.

Y hace dos años, el hijo de mi amiga hizo la comunión. Y yo pensé, ¡madre mía! ¡qué mayor! ¡la comunión!

Y este año, ¡hala!, mi grande ha hecho la comunión... Esto me lleva inevitablemente al siguiente razonamiento: si mi grande se está haciendo mayor (no hay más que mirarle a la cara), ¿¿¿me estoy haciendo yo también "mayor"??? Jajaja


Como detallito de la comunión, le pregunté a mi grande qué quería regalar a la familia. La respuesta no fue muy sorprendente: galletas de mantequilla decoradas. Lo que sí fue inesperado fue la temática elegida:

- Mamá, es mi comunión, así que quiero galletas de comunión, ¿de qué sino?

- Pues, no sé, de lo que quieras. De lo que más te guste. A Pablo, como está fascinado con el basket, se las voy a hacer de baloncesto.. Si quieres a ti te las hago de fútbol, de animales... ¡qué sé yo!

- Que no, mamá, que es mi comunión, y quiero galletas de comunión.

- ¿De crucifijos, palomas de la paz, cálices, niños de comunión?

- ¡¡Eso, eso, de cruces y de palomas!!

Y como sus deseos son órdenes para mí, jeje, pues me lié a preparar galletitas de crucifijos y palomas de la paz.


La receta de las galletas, la conocéis de sobra, es la que siempre utilizo para hacer las galletas decoradas (pinchad aquí para ver la receta).

Como no quería decoraciones recargadas, a las palomas simplemente les añadí una perlita (a unas doradas y a otras blancas) a modo de ojo; y como no iba a ponerles etiqueta ya que al ser pequeñitas iba a abultar más la etiqueta que la propia galleta, para personalizarlas, decidí grabarle el nombre de mi grande.

Para las cruces, me pareció que podría quedarles muy bien una especie de pespunte. ¡No os creáis que se hace a mano puntada a puntada! Ya está todo inventado. Para hacer este efecto pespunte, hay unos palitos a los que va enganchada una ruedecita con dientes, como un corta pizzas pero dentado. Basta apoyarlo en el fondant y hacerlo girar 





Las cruces sí las envolví con una etiqueta con el nombre de mi grande y la fecha de la comunión.


Y, aunque en un principio lo había descartado, al final preparamos unos recordatorios. Buscando, buscando, encontré en la red unos recordatorios estilo marca páginas que me gustaron mucho. Os dejo el enlace por si os interesa (pinchad aquí). Están en pdf y jpg listos para imprimir cinco por hoja. Para que fueran más personales e involucrar a mi grande en la tarea (al fin y al cabo era su comunión, ¿no?), fue él mismo quien escribió el texto de su puño y letra para cada uno de los invitados.



Yo disfruté mucho preparándolo todo. Ya solo espero que a vosotros os haya gustado también     

Mil gracias por seguir ahí.
Un beso enorme.