martes, 20 de diciembre de 2016

Bizcocho de turrón de Jijona: ¡llegó la Navidad!

¿Sabéis una cosa? NUNCA he comprado turrón. Corrijo. Nunca había comprado turrón hasta hace unos días. En serio. De hecho, casi nunca como turrón. No sé... no me llama... 

No digo que el turrón no haya entrado en mi casa porque sí que ha entrado. Se colaba en las cestas de Navidad que le regalaban a mi marido. Esas cestas que hace ya unos cuantos años dejaron de venir, snif snif... Bueno, a lo que voy. Que sí que entraba el turrón, pero... ahí se quedaba. O algún invitado daba cuenta de él o lo guardábamos con mucho cariño hasta que, de verdad, creedme, ¡caducaba! Así somos en mi familia, ¡qué le vamos a hacer!

Y con este historial turronil, este año, no sé si poseída por algún espíritu navideño goloso, se me han empezado a antojar un montón de dulces preparados con turrón. ¡A mí! Verlo para creerlo. En fin. Os he de confesar, no obstante, que aunque, por fin he comprado turrón, una vez utilizada la cantidad necesaria para hacer este bizcocho, el resto de la tableta sigue ahí guardadita, jeje, sin que nadie le haya hincado el diente, jeje. Pero esta no caducará, no señor, ¡seguiré probando más recetas con él!

Con esta receta estreno mi recién adquirido molde Nordic Ware   Bonito, ¿no?

Para seguir dándole caña a mi Thermo, yo he hecho la receta con ella, pero, para que podáis elegir, os la dejo en las dos versiones: con Thermomix y con varillas eléctricas normales. 




BIZCOCHO DE TURRÓN DE JIJONA

Ingredientes

 5 huevos
200 g azúcar
 300 g nata para montar 35%
 150 g turrón de Jijona
 270 g harina
 16 g levadura de repostería tipo Royal
 Una pizca de sal


Elaboración: versión THERMOMIX

Empieza precalentando el horno para no tener después un parón indeseado. Enciéndelo a 170º con calor arriba y abajo.

Prepara tu molde engrasándolo como suelas hacerlo: con spray o con mantequilla. Para estas cantidades utiliza un molde de 24 cm.

Vamos con la Thermomix. Tendrás que poner la mariposa sobre las cuchillas.

Separa las claras de las yemas de los huevos. Reserva las yemas en un bol. Echa las claras con una pizca de sal en el vaso de la Thermomix. Programa a velocidad 3 ½ por lo menos 5 minutos, hasta que estén montadas. Sácalas del vaso ayudándote de una espátula (así no hará falta lavar el vaso) y reserva en otro bol.

Echa las yemas y el azúcar en el vaso (sin quitar la mariposa). Programa 5 minutos, velocidad 3.

Quita la mariposa. Añade la nata sin montar. Programa 10 segundos, velocidad 3.

Desmiga el turrón con un tenedor e incorpóralo al vaso. Programa otra vez 10 segundos, velocidad 3.

Incorpora la harina y la levadura al vaso. Programa nuevamente 10 segundos, velocidad 3 para una primera mezcla.

Saca la masa del vaso de la Thermomix, ponla en otro bol y termina de mezclar con una espátula con movimientos envolventes. 

Añade las claras de huevo montadas que tenías reservadas en dos veces, removiendo cada vez con ayuda de la espátula con movimientos envolventes.

Vierte la masa en tu molde ya engrasado. Golpea (¡con cuidado!) el molde contra la mesa un par de veces para que salga el aire y se asiente bien la masa.

Y al horno. Coloca el molde sobre una rejilla a altura media. Este bizcocho se hornea durante unos 45 minutos (ya os he dicho muchas veces que cada horno es un mundo): los primeros 35 minutos a 170º y los 10 minutos restantes a 160º. 

Una vez horneado, sácalo del horno. Transcurridos 10 minutos, desmóldalo y deja que termine de enfriarse.


Elaboración: versión MANUAL

Empieza precalentando el horno para no tener después un parón indeseado. Enciéndelo a 170º con calor arriba y abajo.

Prepara tu molde engrasándolo como suelas hacerlo: con spray o con mantequilla. Para estas cantidades utiliza un molde de 24 cm.

Separa las claras de las yemas de los huevos. Bate en un bol con una máquina de varillas las yemas con el azúcar durante unos cinco minutos hasta que la masa blaquee.

Bate las claras con una pizca de sal en otro bol y móntalas a punto de nieve.

Añade la nata sin montar y mezcla.

Desmiga el turrón con un tenedor e incorpóralo a la masa. Mezcla.

Echa la harina tamizada y la levadura. Haz una primera mezcla con las varillas, sin batir demasiado y termina de mezclar con una espátula.

Añade las claras de huevo montadas que tenías reservadas en dos veces, removiendo cada vez con ayuda de la espátula con movimientos envolventes.

Vierte la masa en tu molde ya engrasado. Golpea (¡con cuidado!) el molde contra la mesa un par de veces para que salga el aire y se asiente bien la masa.

Y al horno. Coloca el molde sobre una rejilla a altura media. Este bizcocho se hornea durante unos 45 minutos (ya os he dicho muchas veces que cada horno es un mundo): los primeros 35 minutos a 170º y los 10 minutos restantes a 160º. 

Una vez horneado, sácalo del horno. Transcurridos 10 minutos, desmóldalo y deja que termine de enfriarse.



Hago una valoración muy positiva de este bizcocho que he tomado prestado de Su, de Webos Fritos. Resulta muy jugoso, con un sabor dulce muy tenue que no empalaga en absoluto y se conserva de maravilla dos o tres días bien envuelto en papel de plata. ¡Perfecto!


Os deseo unas felicísimas Navidades, mucha salud y mucho amor del bueno ♥♥♥♥♥    ¡A disfrutar todo lo que podáis y os dejen!

Y no os olvidéis de que podéis seguirme por Facebook y por Instagram. Muuuuakkkkkk!

 


lunes, 24 de octubre de 2016

Cupcakes de piernas de brujas (y, sí, soy medio maratoniana)

¡¡¡Síiiiiii!!! ¡Fui más que capaz de terminar mi primera Media Maratón!


Para los que no leyerais mi post anterior o no me sigáis por Instagram (¿cómoooo? ¿que todavía no me seguís por Instagram??? Antes de seguir leyendo, pinchad en el icono de la camarita de Instagram de la columna de la derecha YA y haceos seguidores, vengaaaaa. Os vais a poder reír de mi careto de felicidad total al llegar a la meta) os cuento que este verano me crecí, y mucho, y me inscribí en la que iba a ser mi primera Media Maratón, nada menos que 21 kilometritos en Ámsterdam. Tengo que reconocer que en las vísperas sentí pánico en más de una ocasión y que dudé mil veces de mi capacidad para poder terminarla. Además, mi marido y yo habíamos montado toda la parafernalia para poder irnos de viajecito solos a Ámsterdam con la dificultad que entraña colocar a tres niños cuatro días, así que a mi miedo, añadía la presión de "anda, que si después de todo el follón, no puedo, ¡vaya chasco!"

Peeeerooooo...


¡¡¡Síiiiiii!!! ¡Fui más que capaz de terminar mi primera Media Maratón!


La sufrí, no os creáis, se me queda un poco grande tanta distancia, peeeeroooo la corrí sin parar, en plan "Corre, Forrest, corre" (¿os acordáis de la peli de Forrest Gump? Pues así, corriendo como si me fuera la vida en ello ). Y, aunque hubo malos momentos, la música y los ánimos del público durante toda la carrera y, sobre todo, la entrada en el estadio olímpico de Ámsterdam fue increíble. De subidón a mil 


Y no me enrollo, que lo que queremos ahora es centrarnos en la fiesta que está por llegar: HALLOWEEN.

Os traigo una idea muy chula de cupcakes de brujitas estampadas en el buttercream. No son nada difíciles y quedan muy graciosas.

No os cuento cómo hacer los cupcakes y el buttercream porque seguro que, o ya habéis hecho y tenéis vuestras recetas preferidas, o podéis buscar por la red que hay mil recetas (aquí en mi blog o, entre otros, podéis ir al de Objetivo: cupcake perfecto que tiene un montón, desde las básicas hasta las más originales).

Yo os voy a dar las pautas para hacer las piernecillas de las brujas. ¡Vamos!


Vamos a necesitar:

Pajitas (yo las he usado de cartón con diseño chevrón como si fueran las medias de las brujas).
 Cartulina negra para hacer las botas.
 Tijeras.
 Cutter.




El procedimiento es muy sencillo aunque laborioso.

Empezamos dibujando una bota de bruja, como más os guste, en una cartulina, a modo de plantilla. No la hagáis muy historiada porque luego hay que recortarla y se os puede complicar.

Con vuestra plantilla, id dibujando decenas y decenas  de botas en la cartulina negra.

Con mucho cuidado, recortadlas con una tijera.

Coged ahora las pajitas. Como para mi gusto, las mías eran muy largas, lo primero que hice fue cortarlas en dos: así, de cada pajita, me salían las dos piernas de la bruja.

Haced,  con un cutter, dos cortes enfrentados en uno de los extremos. 

Insertad la bota de de la bruja por las incisiones y, listo, ya están las piernecillas preparadas. Ya solo falta hundirlas en el buttercream.

Fácil, ¿no?




Espero que os haya gustado la idea, pero, parafraseando a Groucho Marx, "estas son mis propuestas, pero si no os gustan, tengo otras":

Así que, si queréis hacer galletitas, pinchad en este enlace para descubrir calabazas, fantasmas y simpáticas momias.

Si lo que buscáis es algo más terrorífico, pinchad aquí y asustaos con unos dedos de bruja horripilantes...

Y si sois de los golosos, golosos, no os perdáis estos merenguitos de fantasmas pinchando aquí.


Feliz como siempre de encontraros por aquí. Mil gracias por vuestros comentarios. Me alegran el día, ya lo sabéis 











jueves, 13 de octubre de 2016

Magdalenas con semillas de amapola

¡Ay, que si no os lo cuento, reviento!

¡¡Que me he vuelto media loca y me he inscrito a mi primera Media Maratón!!

¡Uffff! Estoy que hiperventilo... 

No es que me acabe de apuntar y esté en fase entrenamientos a tope preparándome, no, es que ¡corro este DOMINGO!

(Perdonad que parezca que os estoy gritando con tanta exclamación y mayúsculas pero así estoy de alterada, jeje).

¿Y por qué no os lo he contado antes? ¿Por qué no os lo conté hace un par de meses cuando me inscribí? Pues, para seros sincera, por pánico, por inseguridad, por falta de confianza en mí misma. Porque, qué ibais a pensar si después de anunciaros que iba a hacer mi primera Media, me rajaba y no era capaz siquiera de entrenar...

La realidad es esta: cuando me apunté, allá por agosto, mi distancia eran los 10 km. Una distancia que no me supone acabar asfixiada yendo a mi ritmo y que me permite disfrutar la carrera. He corrido ya bastantes populares y me motiva mucho. Pero, este salto cuantitativo de mis 10 a 21 km me tiene ¡asustada!

Ahora que ya está todo hecho, que no hay lugar para más entrenamiento, me flojean las piernas. He mejorado mucho pero no he llegado a hacer ningún entrenamiento de 21 km. Mis tiradas más largas han sido de 17 y listo. ¿Será suficiente?

En fin, que la suerte está echada y con este pánico escénico, desde hace un par de días me duele todo: los pies, los tobillos, los gemelos, los aductores... ¡No os riáis!

Solo espero poder terminarla, no quedarme por el camino, no tener que parar por agotamiento o dolor, y disfrutarla al máximo corriendo junto a mi marido ♥ 

Además, dato muuuuyyyyy importante: el lugar elegido para mi estreno en los 21 no es ni más ni menos que ¡ÁMSTERDAM! (¡ay! perdón, que ya os estoy gritando otra vez ☺). Así que, además del carrerón del domingo, pasaremos tres días de turisteo, mi marido y yo solos, con todos los canales para nosotros. ¡Planazo! 

Bueno, deseadme suerte, porfi, y mandadme energía que seguro que me viene muy bien ☺



Ahora os dejo con unas magdalenas muy originales para vuestro desayuno o merienda. Muy jugosas y con un puntito genial con el crujiente de las semillas de amapola. Crash, crash. Uhmmmmm.


MAGDALENAS DE NARANJA CON SEMILLAS DE AMAPOLA

Ingredientes

 100 g mantequilla temperatura ambiente.
 100 g azúcar.
 100 ml zumo de naranja.
 La ralladura de una naranja.
 2 huevos.
 150 g harina.
 1 cucharadita (5 g) levadura en polvo.
 2 cucharadas (20 g) semillas de amapola.


Elaboración

 Precalentar el horno a 180º con calor por arriba y por abajo.

 Batir la mantequilla con el azúcar hasta lograr una masa cremosa.

 Añadir la ralladura de naranja.

 Incorporar los huevos de uno en uno (echar primero uno y cuando esté integrado, echar el otro).

 Verter el zumo de naranja.

 Agregar la harina junto con la levadura. Batir a velocidad baja.

 Echar las semillas de amapola. Yo echo unos 20 g pero va al gusto...

 Rellenar las cápsulas de papel de las magdalenas unas 3/4 partes.

 Colocar las cápsulas en un molde de cupcakes o en flaneras. Con esto conseguimos que las magdalenas no pierdan su forma, se queden tiesecitas y le suba algo de copete.

 Hornear durante unos 20 minutos. Id mirando a partir de los 15 y guiaros por el color.





Un beso enorme para cada uno de vosotros y, por favor, ¡¡deseadme suerte!! ☺




viernes, 9 de septiembre de 2016

Galletas decoradas de caramelo para mi cumple

¿Y qué os cuento yo a esta altura del año?

¡Septiembre ha llegado!

¡Sí!

Y podemos hablar de muchas cosas. El mes de septiembre es un mes que hasta a los más tímidos y menos locuaces les facilita los temas de conversación. Está lleno de topicazos sobre los que divagar y dar vueltas . ¿O no?

 Se nos acaban las vacaciones, snif, snif.

 ¡Ay, ese síndrome posvacacional!

 ¡Qué dura la vuelta al trabajo!

 ¿Pero tú has visto qué tráfico esta mañana?

 ¡Horror, la vuelta al cole, qué de gastos!

 ¡Ufff, qué pereza, la rutina se instala en nuestras vidas otra vez, somos otra vez esclavos de los horarios!

 ¡Madre mía, la de coleccionables absurdos que se inventan!

 ¡Mira dónde se han quedado las cervecitas y las tapas de este verano! ¡Mañana mismo al gimnasio!


A ver, que levante la mano quien no haya sucumbido alguna vez a alguno de estos tópicos. Si es que es imposible… Salen solos y son tan socorridos…

¡Pues, hala, yo no os voy a hablar de nada de eso!



Os voy a contar que… ¡ha sido mi cumple! Ya, ya, que sea mi cumple es tan predecible como todo lo anterior. Siempre ocurre en el mes de septiembre, el mismo día… Pero ¡es mucho más emocionante! Al menos para mí

Así que, centrémonos en eso. Dejemos todos los demás tópicos para otro momento y hablemos de galletas, jeje.

Hacía mucho que no hacía galletas. Mucho. Y con el verano de por medio, con este calorazo que está haciendo, llevaba sin apetecerme enfrentarme al horno, un montón. Y no solo al horno, a la masa que se te pega y se deforma en segundos, al fondant que se pone pegajoso…



Pero, ¿cómo iba a llegar mi cumple y no iba a hornear y decorar galletitas para celebrarlo?

Así que al lío. A decidir de qué quería las galletas y cómo las iba a decorar. Para no romperme mucho la cabeza, me decanté por moldes muy cumpleañeros, con forma de caramelo y de corona. Y la decoración, con fondant, porque eso de meterse con la glasa con estos calores me parecía demasiado.

La receta de las galletas, la de siempre, la que ya conocéis, mi receta fetiche para galletas para decorar, tanto por su consistencia como por su sabor. 




Ingredientes

 250 g mantequilla a temperatura ambiente
 150 g azúcar
 1 cucharadita de extracto de vainilla (es mi preferido, pero le podéis poner cualquier otro)
 1 huevo
 500 g harina tamizada
 Fondant



Elaboración

Batimos la mantequilla hasta que quede cremosa.

Le añadimos el azúcar y batimos hasta que quede bien integrado.

Incorporamos la cucharadita de extracto de vainilla y mezclamos bien.

Medio batimos el huevo y lo añadimos. Batimos.

Por último, echamos la harina previamente tamizada, de poquito a poquito sin dejar de mezclar (a velocidad media o directamente a mano con una espátula).

Terminamos de mezclar todo bien amasando con las manos.

Ponemos un tercio de la masa sobre un trozo grande de papel film y lo cubrimos con más papel film. Con ayuda de dos listones le pasamos un rodillo para dejarla bien extendida a la misma altura. Yo suelo hacer las galletas de 5 mm o de 6 mm de grosor. Hacemos lo mismo con el resto de la masa.

Guardamos bien extendidas las láminas de masa en la nevera para que enfríen y cojan consistencia. Si tenéis mucha prisa, podéis meterla en el congelador.

Cuando haya pasado como mínimo media hora, podemos empezar a hacer las galletas.


Precalentamos el horno a 180º.

TRUCO: para que las galletas no pierdan la forma cuando las horneemos y no se deformen, es muy importante que la masa no se caliente. Para ello, yo voy sacando la masa a trocitos, dejando el resto en la nevera. Cuando un trozo de masa se empieza a poner pegojoso, hago una bolita y al congelador otro ratito.

Cortamos las galletas con los cortadores y las colocamos en la bandeja del horno forrada con papel plata.

Horneamos unos 12 minutos, hasta que los bordes se empiecen a dorar. ¡Cuidado! No conviene dejarlas más porque corremos el riesgo de que se nos queden duras... 

Sacamos del horno y las dejamos reposar en la bandeja unos 5 minutos para que terminen de coger consistencia.

Ahora, las pasamos a una rejilla y las dejamos enfriar.



Ya están listas para decorar.

Si queréis decorar con fondant como yo, podéis consultar cómo hacerlo y mis trucos en esta entrada (pincha aquí). Para conseguir esa textura en las galletas, he empleado unas plantillas muy facilitas de usar. Estas plantillas son simples hojas de plástico con grabados. Basta con colocarlas encima del fondant cuando está ya estiradito y pasarle el rodillo con cuidado para dejarle impresa las formas.

Hasta aquí las galletas de hoy. Mil gracias por leerme y ya sabéis que me hacéis feliz cuando me dejáis un poquito de vosotros en forma de comentario o de "like" en Facebook o Instagram ☺ ♥♥♥ 

¡Muy feliz septiembre a todos!








lunes, 30 de mayo de 2016

Trufas de chocolate para la comunión de mi mediano

I'm late! I'm late for a very important date! 

¿Quién no se acuerda del Conejo blanco de Alicia en el País de las Maravillas que corría y corría como loco con la angustia de llegar tarde?

Así me siento yo: ¡Llego tarde! ¡Llego tarde a una cita muy importante!

Una cita con todos vosotros. Bien es cierto que nunca hemos concertado cita alguna, que nos contentamos con vernos por aquí cuando yo aparezco con alguna nueva receta aderezada con alguna andanza mía o tonterías varias o cuando vosotros me visitáis porque sí o para recuperar alguna receta que os haya gustado.

Pero aun siendo así, aun cuando somos capaces de mantener una relación sin exigencias (os lo agradezco de corazón), no es justo que os tenga abandonados semana tras semana. Siento que llego tarde a nuestra no-cita... J

Para expiar mis culpas, os traigo un bocado absolutamente delicioso: unas insuperables trufas de chocolate.





Hace ya mucho tiempo, mi marido llegó un día a casa gritando a los cuatros vientos las bondades de unas trufas de chocolate que había tomado en el despacho donde trabaja. La artífice de tan grandiosa obra: Leonor, una compañera. Para ser sinceros, no le hice mucho caso. Nunca me habían llamado demasiado la atención las trufas. 

Pero, al cabo de un tiempo, la escena se repitió. ¡Vaya! Habría que indagar y hacerme con esa receta que tan obnubilado tenía a mi marido. Y así conseguí una de las recetas que más éxito tiene.

He de reconocer que me llevó unos cuantos intentos el pillarles el punto y lograr esa cremosidad tan alabada y celebrada por mi marido. Aunque el sabor era magnífico, no conseguía que fueran iguales que las de Leonor. ¡Hay qué ver! Esa cantinela de "están muy ricas, pero no son como las de Leonor" me persiguió durante un tiempo hasta que lo conseguí. Logré emular a la autora original. ¡Ole!


Una de las últimas veces en las que las he preparado ha sido para la comunión de mi mediano. En esta ocasión no he decorado galletas como hice para la comunión de mi grande el año pasado (pincha aquí para verlas) sino que me decanté por estas trufas de chocolate.

Decoré la mitad con fideos de chocolate y la otra mitad con sprinkles de colores.


Para su presentación opté por unas cajitas rizadas de cartón. Corté papel seda en tiritas pequeñas y las coloqué como base. Sobre ello dispuse seis trufas.

Y como la comunión era de mi mediano, le di carta blanca para su etiquetado. Así de bonito lució J


TRUFAS DE CHOCOLATE
(unas 30 unidades, depende del tamaño)

Ingredientes
 200 g chocolate negro (yo utilizo Lindt 70%)
 150 ml nata para montar (MG 35%)
 40 ml ron (opcional. Quizá esta cantidad os parezca que deja demasiado sabor, pero a mí me encanta...)
 Fideos de chocolate, sprinkles de colores, cacao puro... lo que se os ocurra para decorar.



Elaboración
Trocear el chocolate y ponerlo en un bol junto con la nata. Colocar el bol en un cazo con un poco de agua para calentar al baño maría teniendo cuidado de que no llegue a hervir para que el el agua no salpique el chocolate.

Ir removiendo hasta que se derrita el chocolate y logremos una pasta homogénea y suave. 

Añadir el ron y seguir removiendo. 

Retirar del fuego.

Remover con varillas, mejor si son eléctricas, durante unos diez minutos. Esta operación es clave para lograr que tengan esa cremosidad tan valorada.

Tapar el bol con film transparente dejándolo en contacto. 

Reservar en el congelador por lo menos 30 minutos hasta que la masa adquiera una consistencia manejable.

Cuando haya pasado el tiempo necesario, vamos preparando unos boles con los fideos de chocolate, los sprinkles, el cacao o lo que deseéis para que podamos rebozar las bolitas fácilmente.

Sacar la masa del congelador e ir haciendo bolitas. Es importante que la masa no se caliente porque dejará de ser manejable y se nos pegará tanto a las manos que hacer las bolitas será misión imposible J

Meter las bolitas en el bol y rebozarlas con cuidado.

Colocar las bolitas en las cápsulas  de papel o en la caja donde vayáis a guardarlas y conservad en la nevera. 

Para disfrutar de su sabor al máximo, os recomiendo que las conservéis bien fresquitas en la nevera hasta que vayáis a tomarlas.

Un beso, otro y otro. Muak, muak, muak.


jueves, 5 de mayo de 2016

Tarta de tres chocolates

¿Os acordáis de que hace no mucho os conté que la Thermomix había entrado en mi vida? (Pincha aquí). Pues sí. Hará un par de meses que integramos en la familia a este nuevo miembro con más miedo que otra cosa, con la gran duda de si nos sería útil y provechosa o si pasaría a ser otro cachibache más ocupando sitio en la cocina o en el trastero, ¡vete tú a saber!

Señoras y señores, hoy os puedo decir que, para gran alegría de mi escéptico marido, la Thermomix se ha hecho un hueco en nuestra cocina J

Por ahora me está siendo de gran ayuda para los platos salados. Está cumpliendo mis expectativas y gracias a ella estoy cocinando recetas que, de otra manera, no haría.



Desde hace mucho arrastraba tres espinitas: el pisto, el salmorejo y el gazpacho. Tres platos que nos encantan y que por pereza de la mala mala, solo preparaba de siglo en siglo. Eso de picar toda la verdurita para el pisto, eso de pelar los tomates para el salmorejo y el gazpacho, eso de colar con mucha paciencia el salmorejo y el gazpacho para dejarlos bien suavitos... Uffff, too much for me!!

Y ahora... ¡una ola para la Thermomix! Hago pisto casi todas las semanas y, aunque no estamos en verano, ya he hecho el salmorejo dos veces y el gazpacho otras dos J

Por no contar que, gracias a ella, he incorporado platos nuevos riquísimos como la sopa de pescado con un fumet que le da un toque que yo no había preparado nunca, o unas albóndigas cocinadas al vapor que son una delicia.

Un acierto total. Para cocina salada, un diez.

¿Y para la cocina dulce? Me preguntaréis. Pues, para ser sincera, no lo sé. Lo cierto es que no lo sé. Estoy tan acostumbrada a mi robot, le conozco tan bien y le tengo tan pillado el truco para mis recetas, que no le estoy dando muchas oportunidades a la Thermomix para demostrarme lo que vale Todo se andará.

Por ahora la he puesto a prueba con la tarta tres chocolates y, fantástica. Resultado impecable J


Tarta tres chocolates 
(con Thermomix)
(Para ver la receta tradicional, pincha aquí)

Ingredientes
Para la base de galleta (opcional):
   200 g de galletas tipo María o Digestive
   100 g de mantequilla a temperatura ambiente

Para la capa de chocolate negro:
   200 g de chocolate negro
   200 ml de nata 35% MG
   200 ml de leche
   1 sobre de cuajada

Para la capa de chocolate con leche:
   200 g de chocolate con leche
   200 ml de nata 35% MG
   200 ml de leche
   1 sobre de cuajada

Para la capa de chocolate blanco:
   200 g de chocolate blanco
   200 ml de nata 35% MG
   200 ml de leche
   1 sobre de cuajada

Elaboración

Para la base de galleta:
Poner en el vaso de la Thermomix las galletas y triturarlas 5 segundos a velocidad 8.
Añadir la mantequilla a temperatura ambiente y mezclar 5 segundos a velocidad 5.
Extender esta masa en un molde desmoldable de 25 cm repartiendo uniformemente y aplastándolas.

Para la capa de chocolate negro:
Poner en el vaso el chocolate negro y trocearlo 5 segundos a velocidad 7.
Añadir los 200 ml de leche, los 200 ml de nata y el sobre de cuajada. Programar 7 minutos, 90º, velocidad 4.

Echar sobre la base de galletas con ayuda de un colador. Reservar en la nevera para que vaya cuajando antes de echar la siguiente capa.

Para la capa de chocolate con leche:
Poner en el vaso el chocolate con leche y trocearlo 5 segundos a velocidad 7.
Añadir los 200 ml de leche, los 200 ml de nata y el sobre de cuajada. Programar 7 minutos90º, velocidad 4.

Echar sobre la capa de chocolate negro con ayuda de un colador. Para evitar que se rompa la capa de chocolate negro, la pincharemos con un tenedor muchas veces. Reservar en la nevera para que vaya cuajando antes de echar la siguiente capa.

Para la capa de chocolate blanco:
Poner en el vaso el chocolate con leche y trocearlo 5 segundos a velocidad 7.
Añadir los 200 ml de leche, los 200 ml de nata y el sobre de cuajada. Programar 7 minutos90º, velocidad 4.

Echar sobre la capa de chocolate con leche con ayuda de un colador. Para evitar que se rompa la capa de chocolate con leche, la pincharemos con un tenedor muchas veces. 

Dejar reposar la tarta en la nevera por lo menos 4 horas para que cuaje perfectamente. Esta es una tarta perfecta para preparar de un día para otro. 


Pues, hala, ya no tenéis excusa. Os he dejado la receta tradicional (pincha aquí) y con Thermomix así que ahora, ¡a prepararla! 

Besos, besos y más besos, y gracias por seguir ahí y no olvidarme J



martes, 22 de marzo de 2016

Elastic Girl y, al final del post, deliciosos muffins chocolateadísimos

22 de marzo de 2015. Domingo por la tarde.

¡Ring, ring! (o como demonios suenen ahora los teléfonos).

- ¡Hey, Ni! ¿Qué tal? - era domingo por la tarde y llamé a mi hermana para charlar con ella.

Había amanecido en Londres un día radiante, me dijo. Con un sol de los que rara vez brilla en el cielo londinense y había aprovechado para ir a comer a casa de su amigo Antonio. De hecho, mi llamada la sorprendió despidiéndose de él después de la sobremesa.

Así íbamos: yo encerrada en la habitación de mi mayor, por aquello de tener intimidad mientras hablaba por teléfono; y ella caminando por las calles de Londres de vuelta a su casa.

Y, de pronto...



¡¡¡Booom!!!! ¡¡¡¡Crash!!!

Ruido de fondo de barullo de gente y de coches.

- Niii. Inéeeeeeessssss. Hoooolaaaa - grité después de tal algarabía de ruido.

- Niiiiiiii.

- Niiiii. Inéeeeeessssss. Coge el teléeeeeefonooooo.

Me empecé a poner nerviosa.

Si se le ha caído el teléfono mientras hablábamos, ya tendría que haberlo recogido...

- Niiiii. Tíiiiiiaaaaa. Coge el teléeeeefonooooo.

Me empezó a temblar la voz.

- Niiiiiiiiii. Inéeeeeeeeeessssss.

Ha tenido que pasar algo. No es normal. 

Mi cabeza en estos momentos se mantuvo especialmente fría y no se perdió en elucubraciones absurdas. Colgué el teléfono. Bendita información recibida sobre sus planes: acaba de salir de casa de Antonio. Antonio no vive muy lejos de ella. Todavía no ha llegado a su casa...

¡Llama a Antonio!

¡Claro! ¡Tengo que llamar a Antonio!

- Antonio, soy la hermana de Inés. Ha pasado algo. No sé el qué, pero ha pasado algo. Iba hablando con ella por el móvil y se le ha caído y ya no me lo coge.

- Tranquila. Acaba de salir de mi casa.

- Sí, ¡claro! Por eso te llamo. Me ha dicho que estaba volviendo andando de tu casa a la suya y le ha pasado algo. Antonio. No sé qué ha pasado...

- Salgo a buscarla. No te preocupes. Salgo ahora mismo a ver si la encuentro.

¿Qué hago? ¿Qué hago? No podía parar quieta.

- ¡¡¡Niiiii!!! ¡¡¡Niiiiiii!!! - gritaba desesperada como si pudiera oírme.



Con dedos temblorosos accedí a últimas llamadas y por azar pulsé en Facetime activando así una llamada con imagen.

- Hello?? - ante mí, en la pequeña pantalla de mi móvil, apareció una chica morena saludando.

- ¿¡Inés!? ¡Estoy buscando a Inés!

- ¿Eres una amiga? - me contestó en inglés.

- No, no, soy su hermana, estoy llamando desde España. ¿Dónde está mi hermana? - todavía no sé cómo pude articular palabra y mantener una conversación en inglés con mi cabeza girando como un torbellino a mil por hora.

- Tranquila. Está aquí. Ha tenido un accidente. Un coche la ha atropellado.

- But is she ok???, is she ok???? - pero ¿está bien?, ¿ está bien?. Esta pregunta se ha quedado grabada a fuego en mi memoria. "Is she ok?" Lo pregunté una decena de veces. Como un mantra.

- Si, tranquila. Está bien. Ha tenido un accidente. Se ha golpeado la cabeza, pero está bien. Hemos llamado a una ambulancia.

El caos y la zozobra en los que estaba sumida solo me permitieron reaccionar a medias. Alcancé a contarle que como mi hermana no me cogía el teléfono después de que se le cayera, había avisado a un amigo suyo español que vivía cerca y que él había salido a la calle en su búsqueda. Le facilité el nombre y el teléfono y le pedí que, por favor, le llamara para decirle lo que había pasado y el sitio exacto donde se encontraban.

Volví a llamar a Antonio. No me lo cogió. Desesperada le mandé un whatsapp:

"Le ha atropellado un coche. Está bien. He hablado con alguien que me ha cogido el teléfono. Han llamado a una ambulancia. Pero dice que está bien. Pero no he hablado con ella".

¡No he hablado con ella! ¡Madre mía, no he hablado con ella!

¿Cómo era posible? ¡No había hablado con ella!

Is she ok? Is she ok? Is she ok?- empecé a repetirme en tono de burla a mí misma. ¡Joder! ¡Pero si ni siquiera había hablado con ella!

A los pocos minutos, recibo un whatsapp de Antonio:

"La chica que está con ella me acaba de llamar. Ahora te cuento".

Ahí me derrumbé. Me empezó a temblar todo el cuerpo. Me fallaron las rodillas. Me dejé caer en el asiento-tigre de peluche de mis hijos. Gordos lagrimones me empezaron a caer. En nada, los sollozos eran incontrolables.

En algún momento de este alboroto, entró mi mediano en la habitación. Cuándo exactamente, no lo sé. Debió acudir asustado por mis gritos llamando a mi hermana. Recuerdo flashes de su carita de preocupación preguntándome "mami, ¿qué pasa?, ¿qué pasa, mami?". En algún otro momento debieron llegar los otros dos.

Al verme llorar desconsolada, se alarmaron de veras.

- ¡¿Qué pasa?! Mami, ¡¿qué pasa?!

- Nada- acerté a decir-. Han atropellado a tita Ni. Pero está bien.

- Mamiiii, ¿se va a morir tita Ni?- Era la voz del más pequeño que me miraba compungido y asustado. Esta pregunta la recordaré siempre. Inocencia de los niños.

- Nooooo. Claro que no. Está bien. Está yendo una ambulancia para ver qué tal está. Pero no hay que preocuparse.- Esto me lo dije más a mí misma que a él.

Todavía no había podido hablar con ella. ¿¿Cómo estaba tan segura de que estaba bien??

Dejé pasar diez minutos. Volví a mandar un whatsapp a Antonio.

"Antonio, has llegado? Sabes algo más??"

Tuvieron que pasar todavía quince más antes de recibir una respuesta suya:

"Estamos hablando con la poli. Te llamo en breve".

Hablé con Antonio. Me describió la situación. Me confirmó que mi hermana estaba bien. Que la ambulancia estaba a punto de llegar. Pero, no, en ese momento no podía hablar con ella. Me tenía que dejar. Tenía que atender a la policía.

¡Joder! ¡Solo quiero hablar con mi hermana! ¡Oírle decir que está bien!

Volví a escribir a Antonio totalmente desesperada. "Puedo hablar ya con ella? Estoy angustiada".

Y, por fin, me llamó, y me pasó a mi hermana. Totalmente desubicada y sin saber muy bien qué había pasado. Descentrada. Pero ella y, aparentemente, bien.

Ya. Ahora sí. Ahí me relajé. Aflojé. Ya. Ahora la llevarían al hospital, la revisarían y nos quedaríamos tranquilos todos.

Una vez superado el trance, una vez volví a hablar con ella desde la ambulancia que la llevaba al hospital acompañada de Antonio, me sentí con fuerzas para llamar a mi madre y contarle lo ocurrido. Con final feliz incluido. Ya no podía torcerse. Ni qué decir tiene que la invité a cenar a casa. Necesitaba más que nunca un abrazo fuerte fuerte. Cenamos juntas, nos desahogamos y, entre risas, decidimos que nos merecíamos un buen Lexatín de postre J.



Vaya post denso e intenso os he dejado hoy, ¿eh? Pero podéis respirar tranquilos J. Todo terminó bien. Con un golpe en la cabeza y diversas magulladuras que han estado dando la lata unos cuantos meses pero nada roto ni irreparable.

Así que hoy celebramos el primer aniversario de Elastic Girl. No os riáis, que después del impacto y de salir volando por los aires, no se hiciera apenas nada, le ganó el mote de Elastic Girl durante un tiempo J.

Y, ¿qué? ¿después de todo esto os pensabais que os iba a dejar sin receta?? ¡Ni hablar! Os traigo una receta súper fácil, rápida, con muuuuucho chocolate, sin mantequilla, con leche de soja... De esas  recetas maravillosas para levantar el ánimo y ayudaros a superar cualquier revés J

Ingredientes

(Para unas 30 mini magdalenas o 15 magdalenas)

225 g harina
 190 g azúcar
 15 g levadura tipo Royal (1 sobre)
 2 huevos M
 25 g cacao tipo Valor
 90 g aceite
 250 ml leche soja (o de vaca si no tenéis intolerancia a la lactosa)
 1 cucharadita de extracto de vainilla
 40 g pepitas de chocolate (o más, o menos... ¡al gusto!)



Elaboración
Como siempre, empezamos calentando el horno para luego no perder tiempo: calor arriba y abajo a 180º.

Tamizamos en un bol la harina y el cacao. Añadimos el azúcar y la levadura. Mezclamos.

En otro bol batimos el aceite con los huevos. Le incorporamos el extracto de vainilla y la leche. Volvemos a batir.

Echamos el bol de los sólidos en el bol de los líquidos y mezclamos hasta conseguir una masa homogénea.

Añadimos las pepitas de chocolate y mezclamos.

Vertemos la mezcla en las cápsulas de las magdalenas que estarán colocadas en una bandeja de cupcakes, de mini cupcakes o flaneras. Como os apañéis ☺. Rellenamos aproximadamente dos tercios de las cápsulas.

Y al horno. Colocamos la bandeja en una altura media y dejamos hornear unos 15 minutos si son mini magdalenas o el doble de tiempo si son magdalenas.

Sacamos del horno y pasamos a una rejilla para que terminen de enfriar.

Muy feliz Semana Santa tanto si viajáis como si os quedáis en vuestra casita. Disfrutad todo lo que podáis y sed muy felices J