domingo, 16 de noviembre de 2014

Tarta Guinness con chocolate

Primera parte

¡Ay, ay, ay! ¡Que me ha atrapado la moda del "running"!
 
Si es que yo no sé que tienen los 40. Los 40 años, digo. Es un misterio, pero parece que vienen de la mano de una necesidad imperiosa de cuidarse más, de hacer ejercicio..
 
Mira que yo siempre he hecho deporte. He llegado a los 40 haciendo fitness y pádel. No está mal. No soy una enferma ni una obsesa del deporte, la verdad, pero sí necesito liberar adrenalina y tener subidón con el ejercicio.
 
Pero es que, desde que los 40 llegaron a mi hogar, esto es un no parar... 
 
No sé cómo se las apaña mi marido, pero desde que él cumple años me hace sentir que yo también cumplo. Todos los años lo hace. Desde el momento en que él cumple, me hace el lío y me hace sentir que yo también los tengo. Cinco meses antes. Esto tiene su parte buena, no os creáis, porque con esta técnica de habituación, tras estar cinco meses hecha un lío con los años que tengo, cuando llega el momento de la verdad y pongo un año más, ni me impresiona, jeje.
 
Y así ha sido este también a todos los efectos. Desde abril, el 40 entró por nuestras puertas y era tan suyo como mío. Una maravilla. Así, en septiembre no ha habido depresión ni crisis existencialista ni "na" de "na".
 
A lo que iba, que me enrollo. Que, casualidad o no, desde abril, más o menos, nos ha dado una especie de furia por salir a correr.
 
¡A mí! Que toda mi vida he odiado correr. Que todavía recuerdo con horror los exámenes de los "12 minutos" del cole en los que se me salía el corazón, me sabía la boca a metal, me flojeaban las piernas...
 
¡Quién me ha visto y quién me ve! Aunque reconozco que al minuto o dos de haber empezado la carrerita, no hay día que no me cuestione por qué demonios he salido, quién me obliga, qué narices estoy haciendo como una loca por las calles corre que te corre... Pero, así, por arte de magia, al rato se me pasa :-)
 
Como soy una persona moderada, no me mato corriendo. Vaaale, en realidad es porque todavía no tengo tanta resistencia :-( por lo que ni hago largas distancias ni voy rápido, pero aún así me motiva lo suficiente para seguir saliendo.
 
Y, como esto engancha (no paran de decírmelo, y va a ser que es verdad), me he apuntado a mi primera carrera :-) Solo 5 km. Lo justito para mí :-) Este domingo. Ya estoy nerviosa. Reíros si queréis, pero 5 km son 5 km, ¿o no?


Segunda parte

¡Ooooe, oe, oe, oeeeee! ¡Estoy de subidón! Correr engancha, ¿verdad? Pues participar en carreras ¡es la pera!

El otro día no pude terminar de escribir el post y os dejé en vísperas de la carrera. Y ¡ya ha sido! ¡Esta mañana! ¡Vaya subidón de endorfinas! Lo he disfrutado más de lo que creía. Y es verdad eso que cuentan del "efecto dorsal" o como lo queráis llamar, vamos, que en carrera te creces y te vienes arriba.


Y con este subidón todavía en el cuerpo, antes de que me abandone la energía, quiero compartir con vosotros una receta muy rica y que tenía ganas de hacer desde hace mucho tiempo: la tarta Guinness con chocolate.

Aunque se llama tarta y puede ir cubierta o adornada con un frosting (el de queso Mascarpone es el mejor), también podríamos llamarlo bizcocho y dejarlo así, a medio camino de convertirse en tarta y disfrutarlo tal cual, sin cremas y sin nada, de tan jugoso y suave que resulta.

Ingredientes:

250 ml cerveza negra Guinness
250 g de mantequilla
250 g harina
75 g cacao en polvo sin azúcar (tipo Valor)
400 g azúcar
2,5 cucharaditas de bicarbonato
140 ml de nata líquida 35% m.g.
2 huevos
1 cucharadita de extracto de vainilla




 
Elaboración:

  Precalentamos el horno a 180º.

Calentamos la cerveza a fuego medio, sin que llegue a hervir, en un cazo. Cuando esté caliente, añadimos la mantequilla cortada a trozos y removemos hasta que se derrita. Retiramos del fuego.

Echamos en un bol los ingredientes secos: la harina, el cacao, el azúcar y el bicarbonato. Mezclamos.

En otro bol, ponemos la nata líquida, los huevos y el extracto de vainilla y batimos hasta integrar todo en una masa uniforme.

Incorporamos a este bol la mezcla de la cerveza con la mantequilla y batimos.

Añadimos en ese bol, los ingredientes secos y los mezclamos con movimientos envolventes hasta que no queden grumos y quede una masa bastante líquida.

  Engrasamos un molde de 24 cm o dos 18 cm, vertemos la masa y metemos en el horno previamente precalentado durante unos 50 minutos (hasta que al pincharlo con un palillo, este salga limpio).

Yo preparé dos moldes de 18 cm: uno lo dejé tal cual, como bizcocho y lo tomamos para desayunar, en plan ligero. Riquísimo y muy jugoso. Y el otro, lo decoré ligeramente con una boquilla de estrella con crema de queso Mascarpone (la mitad de cantidad de ingredientes que para la tarta Red Velvet) para darle un toque más fiestero y lo tomamos para merendar con amigos. Las dos versiones, deliciosas.

Animaos a preparar esta receta, aunque sea la versión rápida sin frosting ni nada y ya me contaréis si os gusta :-)

Y animaos a hacer ejercicio. O, ¿ya lo hacéis? :-)

Un beso enorme.