domingo, 23 de junio de 2013

Bombones A la hora del té

Mi marido se ha ido el fin de semana. No, por trabajo no. ¡Qué va! Se ha ido con sus amigotes a celebrar que muchos de ellos entran este año en la cuarentena (madre mía, noto cómo se va acercando peligrosamente... ¡¡que la paren, por favor!!) y para sentirse jóvenes y activos (jaja) se han ido a pasar el finde a la playa. Ya veremos qué despojos nos regresan... Se creen que los años no dejan huella... No quiero imaginármelos... Bueno, qué demonios, sí quiero, ¡es una risa! Un grupete de cuarentones casi todos, portándose como adolescentes... Para partirse. Tengo curiosidad por saber a qué "altas" horas de la noche se acuestan... ¡Soy malaaaaa!


A lo que voy. Todo un finde con los niños para mí.

Al principio me dio un poco de vértigo. Estoy acostumbrada a compartirlos con mi marido, entrar, salir, ir a un sitio, ir a otro... Pero, ¿sola?

Y, bonita sorpresa. Ya es domingo por la tarde y me está cundiendo y me lo estoy pasandooo ¡pipa!

Nos ha dado tiempo a ir a la fiesta de fin de curso del cole, y mira que me resistía a ir... Pero lo pasamos genial.

Nos ha dado tiempo a hacer un puzzle. Pero de los chungos. No porque tenga muchas piezas. Que no tiene muchas. Pero es que el dibujo es uno de esos de ¡¡busca a Wally!!! No sé cuánto tiempo hemos estado mi grande y yo haciendo el puzzle y chocando cada vez que colocábamos una pieza. ¡Moooola!

Nos ha dado tiempo a bajar a la pisci. A bañarnos. A que mis tres cogieran todo tipo de bichos asquerosos en el jardín (parece que ya les ha quedado claro que a casa NO suben...)


Y, por supuesto, me está dando tiempo a hornear galletitas. ¡Qué bien huele la cocina! ¡Y qué calor hace, jolines! (No todo puede ser perfecto J)

Y mientras el horno trabaja y trabaja, aquí estoy, haciendo mis paraditas para apostar a las canicas con mi mediano. Tooodo lo que he aprendido. Entendedme. Soy niña chica. Solo tengo una hermana. No he tenido primos cercanos... Vamos, que el mundo de las canicas es un gran desconocido para mí. He aprendido que hay canicas "españolas", pero que no valen mucho, que hay "bolones", que al apostar, si no doy a la canica directamente pero sí de rebote puedo volver a tirar...

¡La pera! Eso sí, empecé con cinco canicas que mis hijos me habían donado generosamente y ya solo tengo una, snif, snif.

Y ahora estoy en un receso. Dejando que se enfríe la última tanda de galletas. Escuchando música...

¡¡¡¡No quiero más dramas en mi vida, solo comedias entretenidas!!!!

 
No os voy a enseñar las galletas que estoy haciendo porque no están todavía presentables.

Os quiero enseñar unos bombones que son unos bombocitos de bonitos.

Además, en honor a mi blog.

Motivo: A la hora del té.

¿No son una monada de bombones?

Aunque os voy a contar un secretito. ¡Hasta que no se acabe el verano no vuelvo a hacer bombones! Tan bonitos que salen y en dos minutos ya te pringan los dedos L




miércoles, 12 de junio de 2013

Por fin... ¡¡la New York Cheesecake!!

Siento la espera. De verdad. Sé que han pasado más días de los deseados desde la última publicación. Pero, por fin está aquí, os presento la deliciosa
 
Cheesecake
 
 

Esta receta es de Luis, de My European Cakes. Nos la enseñó y la aprendí en uno de sus fabulosos cursos, el de "tartas americanas". ¡Sí, el mismo en el que aprendí la deliciosa Red Velvet!

Como profe no tiene precio, y si no os lo creéis, mirad el carrerón que lleva desde febrero que os lo presenté... ¡admirable! ¿Por algo será que no paran de crecer sus seguidores??
 
 
Ingredientes
  • 250 g galletas tipo Digestive
  • 80 g mantequilla
  • 500 g queso tipo Philadelphia
  • 100 g azúcar
  • 5 ml extracto de vainilla
  • La ralladura de un limón
  • 17 g harina (sí, sí, solo 17 g)
  • 40 ml nata líquida
  • 3 huevos M 

Elaboración
Base de la tarta
Empezamos preparando el molde de la tarta. Para eso, o utilizamos por todo el molde un spray antiadherente o, si no lo tenéis, como yo, podemos forrar el molde con papel de hornear.  Si vuestro molde es desmoldable, colocad papel de hornear para cubrir el fondo y encajad el aro. Cortad dos tiras de papel de hornear y untadlas con mantequilla por los dos lados: por la parte que estará en contacto con el molde para que se adhiera y por la otra parte para que no se pegue la tarta.
 

Derretimos los 60 g de mantequilla en el microondas o al baño maría.

Trituramos las galletas (¡ehhhh! aquí os viene muy bien la entrada del otro día, ¿¿a qué sí??) y las mezclamos con la mantequilla derretida.
 
 
Ahora extendemos la masa de las galletas por el molde presionando con los dedos para que se vaya pegando por los bordes.
Mientras preparamos la tarta en sí, dejaremos el molde con la base de galletas en la nevera.
 
 
Tarta
Empezamos, como casi siempre, precalentando el horno. Esta vez a 170º con calor por arriba y por abajo.
Para la elaboración de esta tarta no necesitamos robot ni batidora ni ningún aparato eléctrico. Nos bastará con una espátula de silicona y/o una varilla para dar vueltas e integrar los ingredientes.
En un bol, pondremos el queso junto con el azúcar y la cucharadita de extracto de vainilla. Con la espátula lo iremos mezclando con movimientos envolventes para que no le entre aire.
A continuación incorporaremos la ralladura del limón, la harina, la nata y los tres huevos batidos e, igualmente, daremos vueltas hasta conseguir una masa homogénea.

Para que la tarta no se quede con "agujeritos", hay que sacarle el probable aire que haya cogido. Para ello, la dejaremos reposar unos minutos y golpearemos el molde contra la mesa (es muy divertido ver cómo van emergiendo pequeñas burbujitas hasta la superficie y van explotando).
 

Sacamos el molde de la nevera y vertemos la masa de la tarta.

¡Listo para meter en el horno!


 
Ahora empieza un pequeño baile porque para conseguir que la tarta quede en su punto bien cremosa y no se seque, conviene que respetemos estos tiempos:
  • 10 minutos a 170º con calor por arriba y por abajo.
Ahora bajaremos la temperatura a 120º.
  • 15 minutos a 120º con calor solo por abajo.
  • 10 minutos a 120º con calor por arriba y por abajo.
  • 15 minutos a 120º con calor solo por abajo.
  • 10 minutos a 120º con calor por arriba y por abajo.
  • 15 minutos a 120º con calor solo por abajo.
En total, una hora y cuarto de horno. Transcurrido ese tiempo, la sacamos, la dejamos enfriar y la desmoldamos.
 
Cuando vayamos a comerla, la cubriremos con la deliciosa mermelada de frambuesa que os enseñé a preparar en la entrada anterior. Bueeeno, os valdrá con cualquier tipo de mermelada, aunque os advierto de que como la casera, ¡ninguna!
 
 
Y os dejo con este calor veraniego que ha llegado así, ¡hala!, sin pasos intermedios. Disfrutad de este solecito porque en unos días veo que pasamos de renegar del frío a renegar del calorazo... ¡Cómo es esto del tiempo, eh?