viernes, 30 de marzo de 2012

Galletas bicolores de vainilla y chocolate

Qué vaga soy para algunas cosas! Si vierais el ordenador desde el que escribo los posts, lo fliparíais. Es un portátil, por decir algo, porque pesa que no veas, que está tan sano que la imagen de la pantalla no para de parpadear y de subir y bajar. Acabo con unos mareos después de un rato... Para intentar estabilizarlo le doy golpecitos en la pantalla, plas, plas, y durante unos segundos parece que se relaja (como ahora ;-)) y aprovecho para escribir muyyyy rápido.

Además, lo tuve desprotegido mucho tiempo y le atacó un virus. Un virus malísimo, que me trae por el camino de la amargura: cuando escribo una tilde, él decide escribir dos de golpe. Algo as´´i. ¿Veis? Una catástrofe para una obsesionada de las tildes como yo...

Así que, si ya me cuesta encontrar un ratito para escribir, después tengo que encontrar otro ratito para localizar cada vocal con tilde en otros textos, copiarlas e ir releyendo mis entradas para ir pegándolas donde proceda. Ja,ja,ja. Menos mal que he descubierto que Blogger tiene corrector ortográfico y eso me ayuda (cuando quiere funcionar) pero aún y con todo, las palabras que pueden ir con o sin tilde las tengo que arreglar con el método copia-pega...

Y no os creáis que es que la tecnología no ha entrado a mi casa. Si tengo también un netbook monísimo regalo de mi madre y otro portátil estupendo... pero, nada. que le tengo cariño a esta patatilla. Hasta que me canse!!!

La  receta de hoy es de galletas. Siento debilidad por las galletas, la verdad. De toda esta historia de repostería, dulces, postres, lo que más me pierde son las galletas. No me puedo resistir. Tanto las Royal Shortbread como estas, me encantan. Galletitas de mantequilla (y eso que la mantequilla y yo no somos muy amigas) tipo pastas de té. Qué delicia!!!

Esta receta la he hecho muuuchas veces ya pero, para no variar, con este déficit de tiempo libre no encontraba el momento de subirla.


Ingredientes
180 g mantequilla a temperatura ambiente
90 g azúcar glass
250 g harina
1 cucharadita de extracto de vainilla
4 cucharadas de cacao en polvo (yo uso Valor)
1 huevo batido

Elaboración
Batimos la mantequilla con el azúcar glass hasta que quede cremoso.
Añadimos la harina. Yo con la batidora no conseguí una textura suave así que nada mejor que terminar amasando con las manos.
Hacemos una forma uniforme tipo bola o cilindro y la dividimos por la mitad.
A una mitad le echamos el cacao en polvo cucharada a cucharada. Aunque parezca que no se va a integrar nunca, al final queda toooodo marroncito uniforme.
Y a la otra mitad le echamos una cucharadita de extracto de vainilla.
Estas galletas bicolores las podemos hacer dándole la forma que queramos. Inspiración al poder! Yo no tengo mucha y sólo se me ha ocurrido hacerlas rectangulares tipo tablero de ajedrez y circulares de rollo psicodélico.

Para hacerlas con los dos diseños, hice un cilindro con la masa y lo dividí en cuatro. Si la masa está muy blandengue y es difícil de manejar la metemos un rato en la nevera hasta que quede un poquito dura.
Para trabajar, como luego vamos a envolver la masa en papel film para enfriarla en la nevera, lo más cómodo es colocar el papel film y trabajar directamente sobre él para no tener más que envolverlo sin tener que hacer malabares para llevarla de un lado a otro.

Para las galletas rectangulares hice dos rectángulos de una altura de medio centímetro más o menos, uno de vainilla y otro de chocolate. Pinté con el huevo una mitad y coloqué la otra encima para pegarla.

Corté por la mitad, le di la vuelta a una de las mitades y las encaré alternando colores. Volví a cortar por la mitad cada mitad, pinté con huevo y coloqué un trozo de vainilla y otro de chocolate encima alternando colores nuevamente. Vamos, que al final me quedó colocado como en la última foto.

La altura de esa masa (unos 0,5 cm por cuatro, es decir, 2 cm) será la que determine el tamaño de la galleta. (Haced vosotros vuestros calculos para ver como las queréis).
Para las galletas redondas, hice dos rectángulos no muy perfectos, uno de cada color. Puse uno encima del otro (sin necesidad de pintar con huevo) y enrollé muy apretadito.

Después hay que meter la masa en la nevera por lo menos una horita para que la masa se enfríe y endurezca.

Antes de sacar la masa y ponernos a cortarla, no hay que olvidar encender el horno para que vaya calentándose a 170º, que si no da mucha rabia tenerlo todo preparado y ¡andá! el horno frío :-)

Pasada la horita, sacamos la masa y la cortamos. Yo corté cuadrados / rodajitas de medio centímetro más o menos. Como al cortarlas, los bordes quedan un poco deshilachados conviene pasarle el dedo para dejarlos bien lisitos y perfilados.

Colocamos las galletas en la bandeja del horno, sobre un trozo de papel de plata, dejando espacio entre ellas porque crecen, a una altura media y con calor por arriba y por abajo. Dejamos hornear a 170º unos 10 minutos (hay que sacarlas cuando los bordes empiezan a coger un pelín de color).
Las sacamos con cuidado con ayuda de una espátula y las colocamos en una rejilla para que se enfríen.

Y, ya sabeis, para conservarlas frescas y riquísimas, guardadlas en una caja metálica o de cristal.

Contadme cómo os quedan y decidme si son o no deliciosas!!

miércoles, 14 de marzo de 2012

Tartaleta de crema con fresas

Es fatal no tener tiempo. Un rollo. Con la de recetas que me gustaría subir. Y, nada, no tengo tiempo. Siempre con prisas de un lado para otro sin parar apenas. Y así me va. Este debe ser uno de los blogs más lentos del muuuundo.


Pero, no hay que desanimarse! Al final, de una manera u otra consigo todas (o casi todas) las semanas hacer algo dulce y riquisímo. Y eso que mi marido dice que le quiero matar, que no puedo estar haciendo estas delicias tan a menudo porque va en contra de su salud!!! Y a favor de sus kilos!!!



Ayer hice estas tartaletas de crema con fresas para mi madre porque la pobre se queja de que no paro de decirle lo buenas que están, tanto en esta versión de tartaleta como de tarta-tarta, y que ella no las ha probado... Asi que, ayer dije, hala! hago otra vez las tartaletas, se las regalo a mi madre y aprovecho y lo subo al blog. Toooodo en una!!!

Para una vida tan ajetreada, esta receta es muy sencilla y aparente :-) Yo, he de confesar, en realidad compro las tartaletas :-) Por ahora no llego a hacerlas, pero todo se andará! Me limito a hacer la crema pastelera y decorarlas...


Solo hice la mitad de las cantidades que puse en la receta de la crema pastelera. Con esa cantidad me dio para rellenar las tartaletas que compré (compré un paquete de tartaletas pequeñas, 12, y otro de medianas, 3) y para comerme un par de cucharadas, ja,ja.

lunes, 5 de marzo de 2012

Trufas de chocolate con corazón de frambuesa

No te rías nunca de las lágrimas de un niño; el dolor es siempre igual.
Estos días me estoy leyendo un libro que compré buscando cierta ayuda y empuje.

La verdad es que cuando fui a la librería no me detuve mucho tiempo en trastear y cotillear; ni siquiera dediqué demasiado tiempo a leer las contraportadas de los libros que el azar hacía que cayeran en mis manos. Simplemente, me dejé guiar por impulsos y acabé eligiendo un libro que, eso creía yo, me serviría para lo que buscaba. Pero no. No sé qué criterio se siguió para clasificarlo, para hacerlo ubicar en esa estantería. No lo sé. Lo compré en la creencia de que era de determinada temática, y en absoluto se acerca a ella.

Así, obviamente, no he obtenido el resultado esperado.
Pero... no obstante, este libro me ha dejado una bonita y sabia frase: el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.
Me ha dejado muy pensativa. Y, en la seguridad de que no podía ser obra de la autora del libro, he tecleado en Google y he acabado en una pagina de proverbios.
De ahí he aprendido que es un proverbio de Buda. Y ahí he encontrado esta otra verdad: no te rías nunca de las lágrimas de un niño; el dolor es siempre igual.
Y esta frase me ha hecho recordar cuando era pequeña y mi padre siempre nos decía a mi hermana y a mí  que los problemas de cada uno, fueran cuales fueran, eran los problemas de cada cual y que no se pueden hacer de menos por el hecho de que para ti no tengan importancia.

Y, después de estas reflexiones que me han abordado esta tarde, vamos a lo que vamos: receta de trufas de chocolate con corazón de frambuesa para aliviar cualquier problema por grande que sea!

Ingredientes

  • 60 g chocolate.
  • 4 cucharadas de nata liquida.
  • Cacao en polvo / fideos de chocolate.


El éxito de esta receta radica en la calidad de los ingredientes. Es importante comprar buenas frambuesas y que el chocolate sea bueno. Yo utilizo chocolate negro Lindt 70% para la trufa y cacao en polo y fideos Valor. El cacao en polvo le da un gusto un poco/demasiado amargo; los fideos de chocolate le dan un toque más suave. Es una cuestión de gusto...
Elaboración
  
Derretimos al baño maría el chocolate con las cuatro cucharadas de nata líquida.

Dejamos enfriar. Yo no lo meto en la nevera ni espero mucho tiempo, solo el necesario para no quemarme :-)

Cogemos un poco de chocolate, lo ponemos en la palma de la mano y lo estiramos.

Colocamos una frambuesa en el medio y la envolvemos con el chocolate.

Con las dos manos le retocamos la forma para que quede bien redondita, como si estuviéramos jugando con plastilina.

Y la rebozamos en el cacao en polvo o en los fideos de chocolate.

Ahora sí. A la nevera!




viernes, 2 de marzo de 2012

Crema pastelera

He tenido que dar varias vueltas hasta encontrar una receta de crema pastelera que me gustara.

Resulta muy sencilla pero encajar las proporciones de ingredientes que le den el sabor y la textura que a mí, en particular, más me gusta, no ha sido tarea fácil.

No me imaginaba yo que fuera a dar tantos palos de ciego…

Pero, al fin, la he encontrado:

Ingredientes
  • 500 ml leche entera.
  • 4 yemas de huevo.
  • 120 g azúcar.
  • 50 g harina de maíz (Maizena).
  • 2 cucharaditas de extracto de vainilla.
  • La cascara de un limón.
Elaboración
Calentar en un cazo 1/4 de litro de leche con el extracto de vainilla y la cascara del limón (bien lavadita :-)) a fuego medio para que la leche coja bien el sabor hasta que justo empiece a hervir.

Dejar reposar y enfriar al menos quince minutillos.

En un bol, mezclamos el azúcar con las yemas de los huevos.

En otro bol, batir la Maizena con el otro 1/4 de litro de leche, que estará fría o del tiempo para evitar que salgan grumos en la mezcla.

Retirar del cazo donde calentamos la leche, la cascara del limón (y, aprovechando, la nata que se habrá formado de la leche al enfriar) y volver a poner a fuego medio.

Verter poquito a poco y sin dejar de remover en ese cazo la leche mezclada con la Maizena.

Llevar hasta casi ebullición sin dejar de remover.

Bajar el fuego y añadir la mezcla del azúcar y las yemas de huevo.

Remover y remover hasta conseguir la consistencia deseada, teniendo en cuenta que al enfriar la crema espesa un poco.